Marti el Mapache y Lu la Lémur. el Gran Lío de una Amistad contra los prejuicios del bosque.

Marti y Lu, una amistat contra los prejuicios

Un cuento sobre una amistad que tendrá que luchar para demostrar que todas las formas de amar son válidas.

En lo más frondoso del Bosque Borbollón, donde los árboles murmuran secretos si te acercas lo suficiente (y no tienes miedo a que te caiga una bellota en la cabeza), vivía Marti, un joven mapache con las patas inquietas y la cabeza llena de ideas absurdas. O geniales. Dependía de si preguntabas a él o a su madre.

Marti tenía muchas habilidades útiles: sabía robar galletas sin ser visto, esconderse en botes de basura vacíos (y también en los llenos) y hacer una bomba fétida con solo tres piñas, una flor marchita y algo que no vamos a nombrar aquí por respeto a las narices.

Un día, mientras practicaba su mortal triple carpado con aterrizaje en cubo de hojarasca (otro de sus talentos), aterrizó de lleno encima de una cola. Pero no una cola cualquiera. Era larga, rayada, esponjosa y se retorcía como una serpiente bailarina.

—¡AAAUU! ¡Mi cola! —gritó una voz chillona, justo antes de que Marti se viera cara a cara con la criatura más extraña que jamás había visto: una lémur con ojos enormes, nariz afilada y una risa contagiosa.

—¡Tú no eres de por aquí! —exclamaron ambos al mismo tiempo, lo que fue bastante gracioso y provocó más risas.

Se llamaba Lu, venía del Bosque de Allápaga, más allá de las Montañas de las Galletas Blandas, y había llegado con su familia hacía solo unas semanas.

A partir de ese día, Marti y Lu se volvieron inseparables. Jugaron al escondite en las copas de los árboles, construyeron toboganes de barro y organizaron la Primera Carrera Oficial de Piñas Rebotadoras del Bosque. (Ganó Lu, aunque Marti dice que fue porque su piña tenía tracción trasera.)

Juntos eran un torbellino de alegría, travesuras y cachondeo.

Pero no todos estaban tan contentos.

—¡No puedes jugar con un lémur! —dijo la madre de Marti mientras recogía las hojas que él y Lu habían pintado con puré de remolacha—. Los mapaches y los lémures… ¡somos diferentes!

—¿Diferentes cómo? —preguntó Marti —. ¿En número de rayas en la cola? ¿En cantidad de travesuras por minuto?

—¡En todo! —bufó su madre—. ¡Ellos duermen de día! ¡Nosotros dormimos cuando nos da la gana!

Al mismo tiempo, en la rama más alta del roble más esnob del bosque…

—¡Una amistad con un mapache es impensable! —decía el tío abuelo de Lu, con su bigote tieso como espaguetis crudos—. ¡Los mapaches remueven la basura!

—¿Y qué? —respondió Lu—. ¡Allí es donde están los mejores tesoros!

—¡No es propio de una lémur respetable! —resopló la tía Lulina, mientras sorbía savia con elegancia—. ¡Te van a confundir con un animal salvaje!

Lu y Marti se escondieron en su guarida secreta, un tronco hueco con vistas al estanque de las ranas gritonas.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Lu, lanzando una bellota al agua.

—Tenemos dos opciones —dijo Marti, muy serio—: uno, huir al Bosque Lejano y vivir como leyendas incomprendidas. Dos, convencer a nuestras familias de que están siendo un poquito… bobas.

—¿Y si hacemos las dos cosas? —preguntó Lu con una sonrisa traviesa.

—¡Me gusta tu estilo!

Al día siguiente, todo el Bosque Borbollón fue convocado a una gran función sorpresa en el Claro de los Mil Pies (llamado así no por sus insectos, sino porque allí una vez se celebró una fiesta de pies muy concurrida).

Los animales llegaron curiosos y algo resoplantes. En el centro, Marti y Lu habían montado un escenario con ramas, setas iluminadas y un telón hecho de musgo. Iban disfrazados con plumas, conchas y una peluca hecha con pelo de zarigüeya.

—¡Damas, caballeros y criaturas sin género definido! —anunció Lu con una reverencia—. ¡Presentamos: “La Amistad Imposible (que resultó no ser tan imposible)”!

Y empezó la obra.

Había drama. (Marti interpretó a un mapache atrapado en un mundo sin amigos.)

Había acción. (Lu hizo volteretas mientras gritaba «¡Jamás me separaréis de mi compañero orejudo!»)

Y había una canción final titulada “Amistad con Rayas y sin Fronteras”, que todos acabaron tarareando sin querer.

Cuando terminaron, se hizo el silencio. Se oyó un sapo toser.

Entonces, algo mágico ocurrió.

Una ardilla empezó a aplaudir. Luego una zarigüeya. Después, un jabalí llorón sacó un pañuelo.

Y poco a poco, el bosque entero aplaudía y reía, menos el tío abuelo de Lu, que murmuró algo sobre «emociones innecesarias» mientras se sonaba con dignidad.

La madre de Marti se acercó, lo abrazó (aunque le olía a barro de ciénaga) y dijo:

—Tal vez… me equivoqué. No importa de qué especie sea Lu. Si te hace feliz y te cuida, es bienvenida.

—Y si tú haces feliz a Lu, aunque seas un mapache de lo más mapache —añadió la tía Lulina—, entonces tendrás nuestra bendición. Y una receta de bizcocho de termitas, si te interesa.

Desde aquel día…

El Bosque Borbollón nunca volvió a ser igual.

Marti y Lu siguieron siendo los mejores amigos del mundo. Fundaron el Club de Amistades, donde jugaban, contaban historias y enseñaban a otros animales a no juzgar antes de conocer.

Incluso organizaron una fiesta de pijamas con erizos, castores y ardillas voladoras.

Aprendieron todos juntos que no importa si tienes pelaje, plumas, escamas o una cola que parece una fregona: lo que cuenta es el corazón, el respeto y la capacidad de compartir galletas sin que te las comas todas tú solo.


Epílogo

Lu se convirtió en la primera lémur del bosque con medalla al “Chiste Más Malo del Año”.
Marti ganó el trofeo al “Mejor Invento con Cáscaras de Plátano”.

Y si alguna vez pasas por el Bosque Borbollón, puede que los veas correteando entre los árboles, persiguiendo mariposas invisibles, o simplemente sentados juntos, riendo a carcajadas.

Porque cuando la amistad es verdadera, ni las diferencias más grandes pueden romperla.

Ni siquiera una bomba fétida de piña… aunque esa es otra historia.

FIN.

🛠 Ideas y herramientas para trabajar este cuento con tus pequeñ@s libronautas

1️⃣ Preguntas para hacer a tus peques, para fomentar la comprensión, el pensamiento crítico y vuestro vínculo:

  • ¿Por qué crees que la familia de Marti y la de Lu no querían que fueran amigos? ¿Te ha pasado algo parecido alguna vez con alguien diferente a ti?
  • ¿Qué harías tú para convencer a los demás de que una amistad es valiosa, aunque no todos la entiendan al principio?
  • ¿Qué significa para ti “ser diferente”? ¿Y por qué a veces eso es algo bonito y no algo malo?

💡Estas preguntas abren la puerta a conversaciones profundas sobre la diversidad, el respeto, los prejuicios y la importancia de mantener relaciones sinceras y libres de estereotipos.

2️⃣ ¿Qué hemos trabajado? Resumen pedagógico del cuento:

“Marti el Mapache y Lu la Lémur” es mucho más que una historia divertida y llena de travesuras: es una oportunidad preciosa para hablar con los peques sobre la diversidad, los prejuicios, la empatía y la amistad verdadera.

Este cuento trabaja valores como:

  • 🧠 Pensamiento crítico: los protagonistas se cuestionan las normas impuestas por su entorno.
  • ❤️ Educación emocional: se validan emociones como la frustración, el enfado o la tristeza cuando alguien no acepta a nuestros amigos.
  • 🐾 Inclusión y respeto por las diferencias: se transmite que no importa el aspecto, la especie o el origen: lo que realmente importa es cómo tratamos a los demás.
  • 🤝 Resolución pacífica de conflictos: Marti y Lu eligen convencer con humor, creatividad y diálogo, en lugar de pelear o huir.

En el aula o en casa, este cuento es ideal para abrir debates, hacer teatro, crear dibujos sobre la diversidad… ¡o montar vuestra propia obra como hicieron ellos!

3️⃣ Datos científicos y curiosidades:

  • 🦝 Los mapaches son animales extremadamente curiosos e inteligentes: pueden recordar la solución a un problema durante al menos tres años. ¡Perfectos para inventores como Marti!
  • 🐒 Los lémures solo viven en Madagascar y están emparentados con los primates. Su cola larga no es prensil, pero les ayuda a mantener el equilibrio cuando saltan.
  • 🌲 Los bosques tienen “redes de comunicación” invisibles: los árboles se comunican a través de sus raíces y los hongos. ¡Tal vez los rumores del Bosque Borbollón no estaban tan desencaminados!
  • 🌍 Los prejuicios sociales también existen en los animales: muchos estudios han demostrado que incluso grupos de animales pueden rechazar a miembros distintos o ajenos a la manada. ¿Qué podemos aprender de eso?

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